1 de enero de 2020. Le echo un vistazo al listado de propósitos que no voy a cumplir. Y no es que sea un hombre sin palabra. Mi vida ha sido de retos y todos los he cumplido. Cada año me imponía una meta que terminaba sobrepasando. Aceleradamente mis propósitos y estrés fueron creciendo y cada año era más. Nada me parecía imposible. Coche nuevo al año, un piso, un loft, una casa, otra, vacaciones en paradisíacos y exclusivos destinos… nunca hasta hoy que le echo un vistazo a este listado veo el costo. Hoy con un solo propósito que no llegará. La vida ha sido cara, si bien me va, dijo el doctor, llegaré a febrero.
Escuchas en YouTube viejas canciones. Bálsamo de nostalgia reposa en tu escasez. Horneas pan de miel, que no alcanza a endulzar tanta amargura. Y ya no sabes qué hacer de tu desesperanza, en un presente irreal que disipa el futuro. Inventas burbujas flotando en el agua, burbujas que piensas un poco azuladas. Y bebes café, carburante de ideas desconfinadas, en quimeras improbables, sin calorías. Sueñas chai con leche, azúcar, nata, cacao, menta… y desencanto. Las redes sociales invaden tu casa y tu vida, las calles se llenan de gente. Ciudadanos imprudentes, ¿acaso no aman este colchón de irrealidad, que amortigua su caída libre en el espacio? Todo está bajo control, la tecnología y el progreso te salvarán de ti misma. Alimentas tu autodestrucción con hortalizas milagrosas, de campos de cultivo sin árboles ni pasto. Talan nuestros bosques para hacer aceite de palma barato. Visitas museos virtuales y el Padre Tiempo se rinde al amor, su guadaña vencida en el arte de un cuadro. La diosa Kairos guardará tu descanso, con su sonrisa alada y sus exquisitos pies fugaces
Imagen (arriba): Merlin Lightpainting pexels.com
Imagen (abajo): mercadonegro.pe
CONFINED MINDS
By Mar Martínez Leonard
You listen to old songs on YouTube. Balm of nostalgia rests in your scarcity. You bake honey bread, which is not enough to sweeten so much bitterness. And you no longer know what to do with your hopelessness, in an unreal present that disipates the future. You imagine bubles floating on the water, bubles that you think a little bluish. And you drink coffee, fuel of deconfined ideas, of improbable chimeras, without calories. You drink chai with milk, sugar, cream, cocoa, mint…and disenchantment. Social networks invade your home and your life, the streets get filled with people. Reckless citizens, don’t they like this irreality matress, cushioning their free fall into space? Everything is under control, technology and progress will save you from yourself. You feed your self-destruction with miracle vegetables, from fields without trees nor grass. Our trees are cut down to make cheap palm oil. You visit virtual museums and Father Time surrenders to love, his scythe fallen to the art of a canvas. The godess Kairos will guard your rest with her winged smile and her exquisite fleeting feet.
Javier Egea is probably the most important Spanish poet from the 1980’s. Despite publishing a small amount of material, he played a key role in the the literary movement La Otra Sentimentalidad. He received prizes for his books Troppo Mare and Paseo de losTristes. His disappearance in 1999 shocked many when he killed himself at 47, after suffering intense depression. Raro de Luna (1990) is a sequence of short poems in free verse, a favorite among Spanish poetry lovers.
Javier Egea es probablemente el poeta español más importante de la décadade los años 80. Pese a haber publicado una escasa cantidad de material, tuvo un papel clave en el movimiento literario conocido como La Otra Sentimentalidad. Recibió premios por sus libros Troppo Mare y Paseo de los Tristes. Su desaparición en 1999 conmocionó a muchos cuando se quitó la vida a los 47 años tras sufrir una depresión severa. Raro de Luna (1990) es una secuencia de poemas cortos en verso libre que es favorita entre los amantes de la poesía en castellano.
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36
The first wave
scattered her hair
in between the pebbles
.
The second wave
bargained with her lips
the salt and one destiny
.
The third wave
washed her breasts
blonde and menacing
.
And the fourth wave
tied me to her waist
from where I´m writing.
.
36
La primera ola
le esparció el cabello
por entre los guijos
.
La segunda ola
negoció en sus labios
la sal y un destino
.
La tercera ola
le lavó los pechos
rubios y enemigos
.
Y la cuarta ola
me ató a su cintura
desde donde escribo
.
Author: Javier Egea / Translation: Mar Martínez Leonard
Era aún primavera y Carlos prendió la televisión para ver el noticiero de las 9 p.m. Toda la programación parecía estar basada solamente en el dichoso virus, aquel ser diminuto que había confinado a millones y también enfurecido a algunos que no creían que de hecho existiera.
Después de cenar, no era ya hora de salir, pero Carlos había estado entre aquellas paredes sin fin por varios días y ansiaba respirar hondo y sentir el aire en su cara. Con precaución, bajó las escaleras lo más sigilosamente que pudo, sin poder evitar tropezar contra el rellano en el piso quinto. Ya en la avenida, caminaba despacio y sin pausa, como quien intenta huir sin hacer ruido.
– ¡Oye, gringoo! ¡Vuelve a tu casaa, pendejoo!
Carlos miró a la derecha, de donde parecía provenir la voz, luego a la izquierda, allí la luna brillaba entre nubes que jugaban a rellenar la noche de algodones. La avenida desierta invitaba a un largo paseo. “Qué mala suerte”, se dijo. “Hay nazis en las ventanas, debo regresar a casa”.
Teníamos que considerarlo de carácter urgente, nadie hacía hincapié en la gravedad del problema que nos significaba las toneladas de botellas, bolsas, juguetes y todo tipo de cacharros plásticos a los que éramos adictos. Algo tenía que significar aquella montaña acumulada a un lado del parque en el que de niños jugábamos. Ahora lo sabíamos, quizá era cuestión de tiempo para que termináramos ahogados en una fatal inundación, cada vez más abundante y perniciosa, por todos esos plásticos flotantes que terminaban acumulados, ahí, cerca de nuestras memorias de la infancia, al fin y al cabo nosotros mismos seríamos nuestros propios enterradores, usuarios de él desde los pañales, biberones, suelas, acostumbrados a su fatal y casi inextinguible compañía. Me parece increíble que este envase vaya a vivir más que yo, y así sería sino fuera que ya en el pueblo nos hemos levantado y dado la mano para depurar esa montaña, revertirla y manejarla como lo que es, más que basura memoria, pedazos de cosas con las que hemos vivido y debemos de cargar e ir cambiando, sustituyendo, reciclando. Quien hubiera dicho que ahora la “basura” nos haría más conscientes, más vecinos, más humanos.
Esta mañana he vuelto a encontrar la tapa del váter levantada. Tras el delicado olor de su presencia he oído como se cerraba la puerta del sótano. Quisiera ir y sumergirme en el agua oscura de sus ojos. Pero cómo arriesgarme a perder la otra mano y con ella, la remota posibilidad de poder acariciar su pelo.