SANDRA CISNEROS: LA ESCRITORA QUE CAMBIÓ LAS LETRAS ESTADOUNIDENSES – Sandra Cisneros: The Writer that Changed U.S. Literature

Por Mar Martínez Leonard

En una nación de inmigrantes, a menudo conocemos la vida de otros a través de historias, y en la historia de la literatura estadounidense, pocas escritoras han capturado la energía de la comunidad chicana mejor que Sandra Cisneros, primera mujer estadounidense-mexicana en ser publicada por una gran editorial.

Cisneros nació en Chicago en 1954. Sus padres, ambos mexicanos, llevaban con frecuencia a la familia a su país de origen a conocer su herencia. Desde niña fue una lectora voraz, aunque veía un problema en los libros que leía, ya que no reflejaban el mundo que ella conocía.

Escribió su primer poema a los diez años, fue editora de la revista literaria de su escuela secundaria y se graduó en arte por la Universidad de Loyola. Pero fue durante un seminario de escritura cuando se dio cuenta de que si escribía sus propias experiencias, sus escritos serían únicos y traerían una voz nueva a la literatura estadounidense.

Ya su primer libro de poesía Bad Boys (Chicos Malos) rompió con el estándar al utilizar slang chicano. The House on Mango Street (La casa en Mango Street), su novela debut, invitó a los lectores a conocer la vida de una familia chicana que vivía y trabajaba en Chicago. En ella, la protagonista, Esperanza Cordero, narra en su propia voz su viaje de transición a la adultez, en el que va perdiendo la inocencia cuando se enfrenta al abuso y la discriminación. Esta novela es reconocida ahora como un clásico de la literatura hispano-estadounidense y ha vendido millones de copias. Otras de sus obras en prosa son Caramelo y El arroyo de la llorona.

Cisneros vive actualmente en San Miguel de Allende, México, y se espera que participe en el Salón de Poesía de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2025, el próximo 4 de diciembre, y en la Noche de Poesía Expandida el 5 de diciembre.

By Mar Martínez Leonard

In a nation of immigrants, we often learn about the lives of others through stories, and in the history of American literature, few writers have captured the energy of the Chicano community better than Sandra Cisneros, the first Mexican-American woman being published by a major publishing house.

Cisneros was born in Chicago in 1954. Her parents, both Mexican, often took the family to their home country to learn about their heritage. Since she was a child, she was a voracious reader, but she saw a problem in the books she read, because they did not reflect the world she knew.

She wrote her first poem at age ten, was editor of her high school’s literary magazine and graduated with a degree in arts from Loyola University. But it was during a writing seminar when she realized that if she wrote about her own experiences, her writing would be unique and would bring a new voice to American literature.

Her first book of poetry, Bad Boys, broke with the standard by using Chicano slang. The House on Mango Street, her debut novel, invited readers to learn about the life of a Chicano family living and working in Chicago. In it, the main character, Esperanza Cordero, narrates in her own voice her journey of transition to adulthood, in which she loses her innocence when she faces abuse and discrimination. This novel is now recognized as a classic of Hispanic-American literature and has already sold millions of copies. Other of her prose works are Caramelo and Woman Hollering Creek.

Cisneros currently lives in San Miguel de Allende, Mexico, and she is expected to participate in the Poetry Salon of the Guadalajara International Book Fair 2025, on December 4, as well as in the Expanded Poetry Night on December 5.

Imagen superior tomada de https://www.womenshistory.org/education-resources/biographies/sandra-cisneros (editada) Imagen inferior tomada de https://www.britannica.com/biography/Sandra-Cisneros (editada) – Image above taken from https://www.womenshistory.org/education-resources/biographies/sandra-cisneros (edited) Image below taken from https://www.britannica.com/biography/Sandra-Cisneros (edited)

JUNTANDO LOS FRAGMENTOS –Putting the fragments together –Riunendo i frammenti

Por Lunnático

Busca en los propósitos de la tarde una escoba y un recogedor para ir juntando los fragmentos de la vida. Como aquél en que te cuidaba la fiebre, y a eso de las siete comimos de la comida china que nos regaló el hermano de Pepe. La cobija se te escurría por los hombros, la piyama blanca con flores rositas, te veías desaliñada, triste. Será porque me vine a vivir contigo, pensé, pero nunca te lo dije. Una vez te vi, con tu pelo negro, me perseguía una idea perturbadora, guardé silencio y tus manos se agrietaron, te llenabas de pigmentaciones, la piel se escurría, vi la enfermedad y la tristeza de tus ojos marchitos, vino el tiempo de golpe y me arrojó la decrepitud. Me veía horrorizado ante tu muerte, no soporté la idea de cuidar de ti y comenzó el infierno.

By Lunnático

Look for a broom and a dustpan in your afternoon resolutions to gather the fragments of life. Like the one where I took care of your fever, and around seven we ate the Chinese food that Pepe’s brother gave us. The blanket was slipping off your shoulders, the white pajamas with pink flowers, you looked disheveled, sad. It must be because I came to live with you, I thought, but I never told you. Once I saw you, with your black hair, I was haunted by a disturbing idea, I was silent and your hands cracked, you were filled with pigmentation, your skin was slipping, I saw the illness and sadness of your withered eyes, time suddenly came and threw me into decrepitude. I looked horrified at your death, I couldn’t bear the idea of taking care of you and hell began

Translation by Mar Martínez

Di Lunnático

Cercate nei vostri propositi pomeridiani una scopa e una paletta per raccogliere i frammenti di la vita. Come quello in cui io ti curava la febbre, e verso le sette abbiamo mangiato il cibo cinese che ci aveva dato il fratello di Pepe. La coperta ti scivolava dalle spalle, il pigiama bianco a fiori rosa, sembravi scarmigliato, triste. Sarà perché sono venuto a vivere con te, ho pensato, ma non te l’ho mai detto. Una volta che ti ho visto, con i tuoi capelli neri, sono stato perseguitato da un’idea inquietante, stavo in silenzio e le tue mani si screpolavano, eri pieno di pigmentazione, la tua pelle scivolava, ho visto la malattia e la tristezza dei tuoi occhi appassiti, il tempo è venuto all’improvviso e mi ha gettato nella decrepitezza. Ho guardato inorridito la tua morte, non potevo sopportare l’idea di prendermi cura di te ed è iniziato l’inferno.

Traduzione di Mar Martínez

EN DEFENSA DE EUROPA — In Defense of Europe — In difesa d’Europa

Por Rio Cruz

Europa: El continente. Cuna del fascismo: perdedores, vencedores. Europa, siempre enfrentada. Europa no descansa. Europa «necesita» que la contengan desde afuera. Europa pelea. ¿Pero, qué es Europa? No, no, no… no es un continente. Europa, la del imperio caído. Europa, la cuna de la filosofía y de la democracia. Todo eso es Europa.

By Rio Cruz

Europe: the continent. Cradle of fascism: losers, winners. Europe, always in conflict. Europe does not give up. Europe «needs» to be contained from outside. Europe fights. But what is Europe? No, no, no… it is not a continent. Europe, the one of the fallen empire. Europe, cradle of philosophy, and of democracy. All of that is Europe.

Author’s translation

Di Rio Cruz

Europa: il continente. Cuna del fascismo: vinti, vincitori. Europa, sempre in conflitto. Europa non si riposa. Europa “ha bisogno” di essere contenuta dall’esterno. Europa combatte. Ma cos’è Europa? No, no, no… non è un continente. Europa, quella dell’impero caduto. Europa, cuna della filosofia e della democrazia. Tutto questo è Europa.

Tratraduzione dell’autore

Seminario Menor de la Inmaculada 1953 – 1959

Por Jerónimo Martínez González

Estamos en una de las aulas que dan a poniente. El sol empieza a perderse sobre las cumbres del Cerro de San Cristóbal y la Alcazaba, el barrio alto, el edificio bajo y alargado de las Hermanitas de los Pobres y la tapia que separa el Seminario Menor de la huerta que cuida Salustiano y el camino que lleva a la gruta y al campo de fútbol. Esta tarde de otoño, Don Arturo Medina nos habla de la poesía a un grupo de alumnos de varios cursos. Está cayendo la tarde y alguien han encendido las bombillas de la clase. Tenemos un pick-up y Don Arturo nos va poniendo discos con poemas recitados. Nos pone el “Llanto por Ignacio Sánchez Mejías” de Federico García Lorca:

“A las cinco de la tarde. / El cuarto se irisaba de agonía/ a las cinco de la tarde. / A lo lejos ya viene la gangrena/ a las cinco de la tarde./ Tromba de lirio por las verdes ingles/ a las cinco de la tarde.”

Don Arturo le pide al que está más cerca del interruptor que apague la luz. Quedamos en la penumbra mientras se apagan los resplandores del poniente y la voz ronca de Nati Mistral sigue diciendo el poema:

“¡Que no quiero verla! / Que mi recuerdo se quema/ ¡Avisad a los jazmines/ con su blancura pequeña!”

Todos sabemos que la compañera de Don Arturo, Celia Viñas, ha muerto hace unos meses muy poco tiempo después de casarse, cuando lo que creían que era el embarazo de un hijo resultó ser una enfermedad mortal.

El poema dice el dolor de Federico García Lorca, pero también el dolor de Don Arturo Medina y el dolor de todos nosotros, nuestro propio desamparo.

Don Arturo y otros como él me han abierto las puertas de maravillosos, inmensos territorios: la palabra dolorida de ese poema o la de la “Elegía a Ramón Sijé”, o la palabra exquisita de Juan Ramón Jiménez, o la atormentada de Blas de Otero. El mundo de la música, cuando oíamos “La condenación de Fausto” de Berlioz en una habitación aledaña al comedor en el Seminario de Verano. El teatro, como con nuestras representaciones de “El cartero del Rey” de Rabindranath Tagore, o “La hidalga del valle” de Calderón de la Barca.

Y el latín, siempre el latín, esa máquina de expresión perfecta que ha marcado nuestra manera de pensar y nuestra manera de decirlo. Y Héctor, domador de caballos, y el prudente Ulises, y Aquiles, el de los pies ligeros, héroes de nuestra adolescencia.

Todo lo mucho que me ha dado la cultura se inició o se consolidó en aquellos años del Seminario Menor de Almería, en que yo empezaba a conocerla y a sentirla a la vez que despertaba a la vida. No olvidaré a los que me llevaron de la mano hasta aquellos territorios.

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Imagen de http://www.clasica2.com

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Jóvenes Sueños de República: Héroes en Alpargatas

Por JERÓNIMO MARTÍNEZ GONZÁLEZ

Ha llovido en el pueblo esa mañana. Los muchachos de izquierdas que van a incorporarse al servicio militar el próximo 1º de julio han posado frente a la cámara fotográfica en la acera de cantos rodados del tío Domingo el Biñolero (el Papa Domingo, mi abuelo). Con el barrizal en el que se convierten las calles cuando llueve se han manchado las alpargatas nuevas. Llevan puesta la mejor ropa que tienen. Es la fiesta patronal de El Contador *, el día de San Antonio.

En la plaza se han instalado, como cada año, dos o tres turroneros con sus puestos, donde se exhiben tacos de turrón de a perra gorda * cuidadosamente cortados y alineados, y enormes dulces bañados de azúcar junto con multicolores bastones de caramelo y blancas peladillas.

Ha venido también el fotógrafo ambulante y ha instalado a la sombra de una casa su cámara, una gran caja apoyada en un trípode con el objetivo en un lado y una ancha manga de tela negra en el otro. Cuando alguien se quiere hacer una foto, el fotógrafo lo coloca contra el fondo de una pared, buscando quizás el amparo psicológico de la casa como el toro busca en la lidia el amparo de las tablas.

El fotógrafo, vestido con un guardapolvo gris, mete la cabeza y los hombros dentro de la cámara para apreciar el encuadre y la distancia. Acerca o retira la cámara para conseguir el mejor enfoque. Cuando ya lo tiene, saca definitivamente la cabeza de la manga, inserta en la ranura una placa fotográfica, se coloca al lado derecho de la cámara, agarra el pulsador que mediante un cable abre el objetivo, se pone solemne y avisa de que ahora hay que estarse quieto y, si el fotografiado es un niño, le dice que por el objetivo va a salir un pajarito. Pulsa el botón durante un largo momento calculado sabiamente en función de la luminosidad. Después saca la placa y la mete en un calderete con revelador que cuelga sobre el trípode, debajo de la cámara. Un rato más tarde, la foto estará lista.

Mi padre es el muchacho de ropa clara que está en el centro del grupo. Tiene 18 años y se va a incorporar dentro de dos semanas al cuartel de artillería de Cartagena para hacer el servicio militar. Mi madre, junto con su hermano Nicolás y Fresina, se asoma divertida a la reja.

Al pueblo no llega la radio ni los diarios. Pero las noticias van llegando por el camino de las bocas, de los susurros primero y de los comentarios y los movimientos abiertos después. Se ha proclamado la República; en las manos del pueblo está liberarse de los curas y los caciques; hay un gobierno del Frente Popular salido de las urnas en las que la gente, incluidas las mujeres, han expresado su voluntad libre.

Los padres de estos muchachos han luchado y, en algunos casos, han muerto en la guerra de África, sus abuelos en la de Cuba. Ahora saben que, si tienen que luchar, no va a ser por intereses lejanos como las empresas coloniales o el prestigio de la nación. Saben que esta vez, si luchan, van a luchar por ellos mismos, por su pan y su dignidad.

Y están dispuestos. En contraste con el gesto sonriente de las muchachas, se plantan ante la cámara con gesto seguro y voluntarioso, en una fila ya casi miliciana y compartiendo el gesto solidario del puño cerrado.

Pero van a perder también esta guerra. Dentro de tres años, cuando todavía no tengan veintiuno, Martín, el Peseto y Paco volverán al pueblo, dominado ya por clérigos y falangistas envalentonados por la victoria. Juan José y Agustín emigrarán a la Argentina. Manuel, el que está detrás de mi padre, morirá pronto en algún paisaje extraño durante la guerra. Francisco, el muchacho campesino alto y desgarbado con flequillo y la chaqueta abierta, huirá a Francia después de la guerra, se incorporará a la resistencia francesa, será capturado por los nazis y encerrado en el campo de exterminio de Gussen en Mauthausen donde morirá el día de Navidad de 1941. Habrán muerto, una vez más, inútilmente.

Pero hoy es el día de San Antonio. Los trigos están en sazón después del largo invierno serrano y las parras anuncian las delicias de la uva; la sonrisa de las muchachas es dulce y dulce es también el turrón que venden por unos céntimos entre músicas en la plaza. Hoy es tiempo todavía.

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* El Contador, Almería.

* La perra gorda era el nombre coloquial con el que se denominaba a la moneda española de 10 céntimos de peseta. Este nombre fue dado en alusión al extraño león ​ que aparecía en el reverso.

*Cartel de la República protectora de la infancia y la cultura.