«Vientos del pueblo me llevan»

Por Lunnático

Ahora que el fascismo no está solo asomándose por la ventana,

sino que empieza a ser amo de las casas;

ahora que vemos en vivo y a vista de dron

como se parte un pueblo en pedacitos

 y no sólo de bombas, sino de hambre;

ahora que ya no se sabe si es la idea de uno

o la idea que le hacen tener a uno

de uno mismo

(¿acaso eres putinista por cuestionar a la OTAN? O ¿acaso eres “nazi” por cuestionar un “derecho a defenderse” retorcido?)

Ahora que es siempre

 en el momento en que se pregunta

si es mejor no haber nacido,

que haber nacido

para morir bajo fuego de metralla,

ahora que ni siquiera se lo va a poder preguntar… nunca.

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Como un homenaje a Palestina, esta canción basada en el poema homonimo de Miguel Hernández, poeta muerto en las cárceles del franquismo, bien sabía de lo que hablaba.

Un poema épico, que en el video musical se vuelve trepidante, épico como todas las luchas asimétricas, que no siempre se pierden, épico porque el mismo Miguel Hernández sucumbió ante los malos tratos y las enfermedades no tratadas en la cárcel, así como Gramsci algunos años después en Italia; épico pero no romántico, si a fin de cuentas los muertos seguirán así, los mutilados, los golpeados, los acribillados, los simplemente baleados por la burka y por la piel… por palestino.

Así en el siglo XXI, la «democracia» del medio oriente ya no puede ocultar su toque teocrático, militarista, abusador y fascista. Ya no pueden lavarse más la cara, se comienza a estar harto en las democracias occidentales de la actitud del estado modelo de Israel. Ya lo vimos con Eurovision, miles de millones gastados en «poder blando», censura y supresión de contenidos que cuestionaban la participación de Israel.

¿Cómo se puede ser tan amoral que se excluye a Rusia, pero se aviene Israel, gastando millones de euros en «voto electrónico» con el objetivo de entronizar a su candidato?

Tímidamente reacciona Europa ante las violaciones sistematicas de derechos de todo tipo, ante crueldades no vistas desde la Segunda Guerra, o peor para un pueblo como el palestino, que lleva más de medio siglo de asedios sistemáticos por parte del estado israelí a través, incluso, de acciones de colonos violentos que han venido invadiendo territorio y desalojando a los palestinos de sus casas desde tiempo atrás.

Ante todo esto, ¿qué?… que bueno que no vivimos más allá de cien años.

Tener ideas – HAVING IDEAS

Un ideal es como un monstruo, tened cuidado con las ideas que serán los barrotes de la cárcel del pensamiento…

Un ideal es como un monstruo, tened cuidado con las ideas que serán los barrotes de la cárcel del pensamiento, mejor sería desidear, desmarcar, borrar. Nada como no pensar para ser libre, ¿quién dice que una idea se combate con otra idea? ¿y quién dice cuál es la mejor idea? ¿mejor para quién o para qué? A juicio de la verdad no hay mejor idea que no tener ni idea, que combatiendo idea contra idea solo un mar de sangre habrá, y además, ¿no es la idea acaso algo más que un revestimiento puro de prejuicios, un oasis de espejismos, un anacoreta regodeándose con el dios del desierto? Sí, quizá haya un más allá, pero aquí, a quién le importa.

Por Lunnático

An idea is like a monster, so be careful with the ideas that they will be the bars of the prison of thought, it would be better to deinvent, to uncheck, to erase. Nothing like not thinking for being free, who says that an idea is fought with another idea? And who says which is the best idea? Better for who or for what? In truth there’s no better idea than having no idea, that fighting idea against idea will only be a sea of blood, and furthermore, isn’t the idea perhaps something more than a pure coating of prejudices, an oasis of mirages, an anchorite gloating over the god of the desert? Yes, maybe there is an afterlife, but in here, who cares.

Text: Lunnático / Translation; Mar Martínez Leonard